«Cierto día totalmente lluvioso y bastante friolento acorde a lo que había dicho el servicio meteorológico, (alguna vez aciertan) se encontraba esta bella ragazza caminando sin rumbo fijo con la mirada perdida, cualquiera hubiera pensado que estaba enferma o que algo grave le había pasado pero al pasar a su lado me di cuenta que un problema más allá del entendimiento, ella tenía algunos dicen que se le llama la muerte del alma o el silencio del corazón, hay tantas maneras de llamar al desamor que no terminaría jamas, al darme cuenta de eso me invadío una tristeza desconocida porque no lo entendía, sólo sé que me pareció triste ver a una joven dama con ese sufrimiento, así que puse manos a la obra.
Me acerqué silenciosamente todo lo que podía, recuerden había lluvia y mis pasos chapoteaban en el agua, le toque su hombro apenitas y le dije señorita se le perdió ésto, ella se dio vuelta medio entre asustada y confundida y me preguntó que se le había perdido y yo conteste a media cuadra se le cayó una lágrima, acá a 2 metros se le perdió un pedacito de corazón pero medio metro atrás, se olvidó su alma; su reacción me sorprendió, se largó a llorar sin parar y me dolió en el alma también, aquel quien te mandó a decirle esas palabras ay dios pero al mal paso darle apuro o algo asi, que lo próximo que atine a decirle fue señorina no pasa nada sabe porque un ángel me dijo al oido que limpiara su lágrima caída que juntara y armara con mis manos su corazón, y que mi alma yo a usted le diera, y al decir esto vi una sonrisa aparecer en el rostro de la dulce joven, ahí me di cuenta que por más dolor que produzca el amor siempre hay una persona que te va a producir una sonrisa».
J. M. F.
(Este me lo regalaron, no crean que escribo tan bien, al menos por ahora no :-P)
Natalia Cartolini 