Eran las 18hrs. en Río de Janeiro, me hallaba en un bar de antaño, lleno de tentadores pecados acompañados del Bossanova. Estaba sentada cerca de la barra, casi inerte y ajena a mi alrededor, mis ojos se clavaban en mi copa de whisky y lo único que podía sentir, aparte de mi soledad era el olor a cigarro al ser consumido por un hombre que estaba a mi lado, el cual no quise ver su rostro.
Con coraje, desprecio, decepción y tristeza, comenzaba a recordar junto a mi copa, los momentos de mí completa desgracia con los machos de la humanidad.
Hace muchos años cuando mi inocencia desaparecía y la curiosidad despertaba todos mis sentidos, conocí a aquel hombre de habla portuguesa, marcada presencia y mirada salvaje. Se veía como un hombre seguro y con experiencia, era moreno y alto, se llamaba Alexandre Moreira y era mi nuevo vecino; ambos vivíamos en diferentes apartamentos pero en el mismo edificio.
Tenía solo algunos meses de haberme mudado a Brasil, buscando un poco de libertad. Una tarde que regresaba de caminar por la playa, cuando estaba a punto de entrar a mi apartamento, lo vi a él salir del suyo, me quedé hipnotizada y para no hacer notar que estaba nerviosa por verlo, entré inmediatamente a mi apartamento; no cerré completamente la puerta, esperé que a él pasara y sigilosamente salí para verlo de nuevo mientras se alejaba. Desde ese día me prometí averiguar más de él.
Cuando podía lo seguía de forma secreta, quería saber todo de él; a veces pegaba mi oído contra la pared para saber qué hacía, a qué hora se despertaba, qué miraba en la tv o escuchaba en la radio.
Era increíble que viviendo muy cerca, no le había hablado ninguna vez y él tampoco se había fijado en mi existencia. Todas las mujeres del edificio querían conquistarlo y él pues, era un coqueto de primera. Siendo yo una chica inexperta, tenía que actuar con precisión para lograr acercarme a él; así que decidí mandarle unas notas anónimas, diciéndole cuánto quería conocerlo, cuánto quería hablar con él, cuánto lo deseaba. A veces perdía el control en cuanto a lo que le expresaba, en ocasiones dejaba saber mucho de mí, pero no me daba cuenta, mis impulsos llenos de deseos eróticos me cegaban.
¿Otra historia para ponerle titulo? De momento hay pocos datos, esperare a que vayas escribiendo algo mas 🙂
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Nati, los temas calientes se estan haciendo presentes en ti hoy en día jaja</></>Saludos y un abrazo.
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uuuuuy que calor me dioooo,jajajaja que cachooondoooo ok ok ire pensando en un titulo…</></>eres una estuche de monerias al escribir historias ficticias nati…
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Excelente…. Esta historia se ve interesante! a ver a ver… cuando la segunda parte??? Esperando pues.. Saludos NAti.
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Se esta poniendo candensioso el asunto.. Oops…. Cuidado.. cuidado, huele a peligro…
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Es de ponerle título a la situación?</></>Bueno, a los tiempos que me doy una vuelta por acá… el cuento promete, y la narrativa es muy buena, tanto que se me perfiló medio autobiográfico (y si no lo es, pues es un mérito grande del escritor).</></>Espero pronto postees la siguiente parte, un abrazo…</></>Desde la orilla de mis cuentos
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Uuuuufff!!! (pentapodologa abanicándose con la mano) que buen cuento! espero ya la segunda parte saluds!
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Desde mi blog: < HREF=»http://reflexionesaldesnudo.equinoxio.org/» REL=»nofollow»> Reflexiones al desnudo<> </></>A ritmo de bossanova, me ha parecido una primera parte deliciosa. Esperaré la segunda parte.</></>Un abrazo apreciada Uma!
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Seguimos con la intriga…ja,ja,ja</></>Hablando en serio me ha gustado mucho el texto, porque vas teniendo mucha soltura a la hora de plasmar las ideas y tienes un cuidado estilo. Para la segunda parte atrévete con algún diálogo ¿o.k.?</>Me encantó volverte a ver por el blog. </>Nos vemos niña, cuídate!!</>Besos multicolores y buen finde!!
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