
«Cómo será el gemido y cómo el grito
Al escapar mi vida entre la tuya
Y cómo el letargo al que me entregue
Cuando adormezca el sueño entre tu sueño».
Cardo o ceniza – Chabuca Granda
Una ciudad de altos edificios, anchas calles, bulliciosa y fría era el escenario de esta historia. El cielo color ceniza esparcía melancolía por todas partes, tanto que los colores de las casas, los parques y autos, se tornaron de blanco y negro; ahora todo sería así. Esta dicotomía de colores no me desagradaba para nada, al contrario, tenía algo místico.
La noche se imponía y la luz bailaba entre las siluetas de las personas. Iban de un lado a otro, pretendían distraerme, pero mi numen acabó con ellos. Todo a mi alrededor desapareció y cayó como retratos al pastel que se desvanecen con la lluvia. Ya todo era blanco. Tu y yo, seres domados por el estrés y la monotonía, nos encontrábamos dentro de un espacio infinito.
La ciudad en blanco y negro nuevamente se levantó, sonreímos y nos acoplamos a la normalidad. Algo pasó, pero nadie se dio cuenta, incluso nosotros mismos. Tal como una canción de Chabuca Granda, me preguntaba como sería tu cuerpo al recorrerme. Me obsesioné tanto con él, que anhelaba tanto verlo de nuevo.
Tal cual los dioses lo hubieran deseado, estábamos allí, juntos de nuevo con aquella extraña conexión que comenzaba a revivir en nuestros cuerpos.
Vacilante decisión eléctrica de mi cuerpo hacia ti. Mis ojos se apoderaban de tu alma, tus sensaciones ya me pertenecían. Él ya no sabía qué hacer ¿Es mejor huir o quedarse? Mi numen valiente, te quedaste.
Idilio en cuatro endechas habitaban en mi cabeza como huellas profundas de los animales en la tierra lodosa. Valiosas palabras, únicas y estremecedoras al corazón.
¿Cómo será el gemido y cómo el grito al escapar mi vida entre la tuya? Quédate amor, quédate. Formamos un dédalo de pasiones. Mis ojos se perdían en tu mirada, la satisfacción ahogaba el placer mutuo.
Te quiero en diciembre, en enero. Te quiero día a día, el año entero. Decía nuevamente Coronel Urtecho en mi cabeza. El espacio en blanco regresó; recorrido de piel a piel, dueño de mis deseos.
Obsidiana noche. La ninfomanía se apoderaba de mi ser al tuyo como un imán. Él, ahora mi numen en todo, adicta a su voz, sus palabras, sus letras, su vida y su placer.
Rabdomancia de nuestras vidas ¿Benditas o malditas? Cruces y kilómetros, mares y calles, arena y pavimento ¿Qué sigue?
Me gustó mucho tu relato. Me gusta cuando son los sentimientos los protagonistas.
Mi fragmento preferido:
«¿Cómo será el gemido y cómo el grito al escapar mi vida entre la tuya? Quédate amor, quédate. Formamos un dédalo de pasiones. Mis ojos se perdían en tu mirada, la satisfacción ahogaba el placer mutuo.
Te quiero en diciembre, en enero. Te quiero día a día, el año entero.»
Felicidades por ese don de la escritura que tienes.
saludos 🙂
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Maestra!!!
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Fernando, tu comentario me alentó mucho para seguir escribiendo este tipo de cosas ¡Gracias! 😀
Diego, gracias también y por el RT 🙂
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