Tan pequeña y tan inocente emprendí viaje en mi caballito de totora llamado Destino. Me llevó a muchos lugares, entre ellos a un caribe hermoso lleno de guardabarrancos adornando el cielo, después más al sur me llevó a un sitio lleno de piqueros de patas azules. Sin embargo había algo que me halaba más al sur. Tal cual pulgarcito dejó migas de pan en el camino, yo encontré spondylus y navegué y navegué; tormentas, nubes y luego rayos de sol, llegué a tierra y unos guerreros llamados Mochicas me guiaron hasta llegar donde aquella señora, pero no era cualquier persona, era la Señora de Cao ¡era más pequeña que yo! y antes de que me riera me mandó a ver mi alrededor. No sé si del cansancio o la insolación, pero vi un rostro extraño y enojado, los pobladores le decían Ai-apaec. Creí que estaba loca por ver seres del pasado, pero me dieron una lección importante que aún trato de recordar, así como trato de recordar de donde vengo.
Es posible que muchas de las personas que lean esto se sientan identificadas. A veces me pregunto ¿Cómo es que puedo sentir algo tan fuerte hacia un lugar en el que pocas veces he estado? Nací en Lima, pero no he sido tan privilegiada de criarme y vivir en mi propia tierra, pero la extraño, no la conozco pero la extraño ¿Es eso posible?
Quien no vive fuera mucho tiempo alejado de su país, a lo mejor no pueda imaginarse lo difícil que es estar en un lugar diferente, lejos de «nuestra madre», de nuestra tierra. Todas volvemos a ella en algún momento.
Perú no solo es Machu Picchu, ni el pisco, ni el ceviche o el mar; es la reunión familiar para comer, es sentir que se te hace un nudo en la garganta cada vez que escuchas al unísono «somos libres…», es sentir que lloras cuando escribes un post mientras escuchas «Contigo Perú», es saber que extrañas tu patria, que lo llevas en el corazón y que esperas algún día volver y vivir por ella; somos Perú, somos la gente que trabaja por ella; no son los gobernantes, somos nosotros los que volveremos y seguiremos unidos como hasta ahora…
Eres muy grande y lo seguirás siendo,
pues todos estamos contigo, Perú.
Sobre mi pecho llevo tus colores
y están mis amores contigo, Perú.
Somos tus hijos y nos uniremos
y así triunfaremos contigo, Perú.
Hay quienes tuvieron la suerte de nacer en un día tan especial, así que solo puedo decir ¡Feliz cumpleaños, Papá! Nuestra patria siempre está en el corazón aunque estemos lejos de ella.
que hermoso lo que escribiste!!
Natalia, un abrazo para ti
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Gracias Mary, un abrazo para ti también 🙂
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La generosidad es una de las más claras manifestaciones de nobleza de espíritu y de grandeza de corazón que puede dar una persona. Los que son generosos son ricos, no en dinero y cosas materiales, sino en la capacidad de ofrecer a otros lo más preciado de sí mismos. Es generoso quien perdona las grandes ofensas, quien puede sacrificar su comodidad y sus privilegios en aras de conseguir lo mejor para los demás. Desde que el ser humano tiene memoria, la generosidad ha sido uno de los más importantes valores para el desarrollo de la sociedad, pues las más grandes y duraderas obras han provenido de personas que desinteresadamente han entregado al mundo el producto de su inteligencia y de su trabajo. Solo con generosidad es posible situarnos por encima de nuestros intereses personales y hacer lo que esté a nuestro alcance para que todos tengamos las mismas oportunidades y el mundo en que vivimos sea un poco más humano y más justo cada día.
CUALIDAD QUE ADORNA TU PERSONALIDAD, NATALIA. VIVA PERU EN SU INDEPENDENCIA, TU PATRIA TE NECESITA PERO ECUADOR TE QUIERE…
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Muchas gracias Luis 😀 Lindas palabras
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